Prólogo
Hacer
llorar a mi mamá era uno de mis deportes favoritos a los 15 años. Se adquiere
cierta maestría con la práctica. Luego ya hasta me salía sin querer. Una vez,
harta de descubrir a mi mamá leyendo cartas de novios, fragmentos de mi diario
o cuanto papel se encontrara en mi cuarto. Le dejé una nota escondida, dirigida
específicamente “a la chismosa de mi madre” decía que su vida era tan aburrida
que tenía que vivir a través de la mía. Yo quería que aprendiera a no leer mis
cosas. Aprendizaje tipo: “en el pecado lleva la penitencia”. Lloró, naturalmente y lejos de aprender a
respetar mi privacidad se sintió profundamente ofendida por mi falta.
“Ya
lo pagarás con tu hijos” y “Eres insoportable” han de haber sido las frases más
usadas por mi mamá en mi adolescencia.
Ahora
que tengo 32 años y estoy casada, cada vez que pienso en tener hijos me
retumban en mi cabeza esas palabras que me decía mi madre. “Lo pagarás con tus
hijos”. Me da un miedo genuino la pubertad de mi descendencia. Y es que los
adolescentes son unos monstruitos. Yo lo era.
Tal vez si ella hubiera fomentado una
relación de confianza y de amistad, una relación como la que formó con mi
hermano por ejemplo, nos hubiéramos llevado mejor. Siempre creí que el
favoritismo hacia mi hermano se debía a la formación fuertemente machista de mi
mamá, pero ahora veo con algunas amigas que son mamás, que tienen un vínculo
más especial con sus hijos hombres empiezo a sospechar que además del machismo
heredado puede ser empatía hormonal. Por cualquier razón creo que un adulto
puede fomentar una relación cordial con sus hijos. Así que con esa premisa
empecé a escribir un libro para mí, para cuando tenga hijos. Lo titulé “Manual
para Madres” Ahí escribiría lo que no me gustó y lo que yo haría diferente.
Resulta que mis amigas les pareció una
gran idea y muchas quisieron contribuir. Así que comencé a entrevistar mujeres.
El único requisito: que no fueran mamás. La perspectiva de una madre siempre es
un poco sufrida es su cualidad innata: sufrida y miedosa. Así que nada de eso
en el libro. Recaudé información, diferentes perspectivas y anécdotas de una
variedad de mujeres de 13 a 40 años.
Ninguna de nosotras sabemos lo difícil
que es ser mamá, pero aquí una recopilación de nuestra visión de hijas respecto
a la maternidad.
Espero que me sirva a mi y a muchas otras
mujeres para fomentar una relación bonita con sus hijos.
Y
bueno, si me toca engendrar un demonio tipo el hijo de Rosemary con el que no
logre una relación amorosa a pesar de mis esfuerzos consientes escribiré el
libro: Cómo sobrevivir a tus hijos,
que además de catártico creo que puede tener un público numeroso.
Iré publicando cada mes un capítulo, disfrútenlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario